Un oficio que aprendí con las manos
Mi nombre es Roberto Castroagudín y llevo más de 30 años trabajando la madera. Lo que empezó como una herencia familiar se convirtió en una pasión que sigo con la misma entrega de siempre. No fabrico en serie ni repito fórmulas.

De aprendiz a carpintero con firma propia
Cada pieza que creo tiene algo de ustedes y algo de mí. Esa es mi forma de entender la carpintería artística.
La madera me ha enseñado a tener paciencia, precisión y respeto por el trabajo bien hecho.
Hoy aplico todo eso a muebles, restauraciones y soluciones personalizadas que hablan de calidad, tradición y durabilidad. Si buscan algo único, aquí estoy.

Carpintería con criterio y sin atajos
Mi forma de trabajar es sencilla: escuchar lo que necesitan, pensar cómo hacerlo posible y construirlo con cabeza y con manos.
No trabajo para vender muebles, sino para que ustedes tengan algo que les sirva, les represente y dure muchos años. Conozco la madera, sus tiempos y su forma de responder, y eso se nota en cada encargo.
¿Por qué confiar en mi carpintería?
La diferencia está en cómo se hacen las cosas. Yo prefiero hacer menos, pero mejor.

Diseño con sentido
No creo por crear. Cada mueble o estructura parte de una necesidad concreta. Pienso en el espacio, el uso y el estilo de quienes lo van a disfrutar. La estética viene con la función.
Madera trabajada con respeto
Solo uso materiales que valen la pena. Madera maciza, herrajes duraderos y acabados que realzan la materia prima. Cada pieza lleva un proceso que garantiza calidad.
Atención directa y sin intermediarios
Ustedes me cuentan lo que buscan y yo lo fabrico. Sin comerciales ni cadenas de producción. Así puedo asegurar que lo que entrego cumple con lo prometido.